Algunos de nuestros problemas personales se originan en una cuestión tan especial como delicada: La falta de certeza.
Esa falta de certeza es la que nos lleva a la incertidumbre, a tener dudas, desconcierto y a plantearnos muchos interrogantes sobre nuestro futuro.
Pero, que es la certeza?
Por definición es el claro y seguro conocimiento que tenemos de algo, lo que nos lleva a la convicción de que no nos podemos equivocar.
Siendo tan rotunda la certeza, cuando dudamos estamos demostrando que carecemos de claridad y seguridad sobre una determinada cuestión y entonces nos planteamos la posibilidad de equivocarnos.
Si esto ocurre en el plano de las cuestiones materiales, es bastante comprensible, porque estamos sujetos a influencias tan cambiantes como a veces contradictorias.
Distinto es el caso cuando nuestra incertidumbre se relaciona con Dios.
Precisamente porque si estamos afirmados en la Roca nada nos debería resultar dudoso y por lo tanto la INCERTIDUMBRE no debería ser parte de nuestro estado de ánimo.
Como llegamos a esta situación?
En la mayoría de los casos por dudas que no hemos resuelto con rotundidad, dejando que en nuestro ánimo se mantenga el desconcierto.
Tal vez deberíamos un profundo análisis del estado de nuestra relación con el Eterno, para comprender la verdadera magnitud de nuestras dudas y encontrar el comienzo de esta situación.
Jesús es la Roca!
Si no tenemos esta convicción nuestra vida se puede transformar en una continua duda, que finalmente nos llevará a la falta de confianza en el Señor.
Solamente volviendo a nuestro primer amor, derrotaremos la INCERTIDUMBRE!
Salmo 119:41
Diego Acosta
Música: Neide Ferreira
