INESTABLES

Hay quienes son extremadamente sensibles a los cambios que se verifican a su alrededor y pasan de un estado de ánimo a otro con la misma facilidad con que se pasan las hojas de un libro.

Resulta evidente que esto no es bueno ni para quienes viven de esta manera ni tampoco para quienes viven a su lado, porque esos continuos cambios crean incertidumbre.

Esta cuestión que parece intrascendente adquiere especial significación cuando se trata de que los cambios afecten no solo a los estados de ánimos sino también a las creencias personales.

En este caso la temática adquiere un valor de otro tipo porque afecta directamente a la naturaleza misma de quienes nos llamamos hijos de Dios y a los fundamentos de esa condición.

Sabemos que el Señor es Inmutable, que no hay vaivenes de ningún tipo y por lo tanto esa condición lo convierte en una sólida Roca en la cual apoyarnos en los momentos de incertidumbre.

De allí que nuestros vaivenes de ánimo puedan ser entendidos, pero no los vaivenes de nuestras creencias porque demuestran que nuestras convicciones no están debidamente afirmadas.

Debemos pensar en estos estados que nos convierten en inestables delante de los hombres, que deberían ver en nosotros a personas seguras y con dominio propio. Si el Señor es nuestra Roca, vivamos afirmados en ella!.  

Deuteronomio 32:4
Diego Acosta García

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