Joab era uno de los oficiales y también pariente del Rey David y fue el protagonista de un hecho que a pesar del tiempo transcurrido, está lleno de enseñanzas.
Joab mediante engaños logró que Abner, general del ejército de Saúl, regresara de donde se encontraba y mediante una artimaña, le dio muerte.
Era evidente que en el norte de Israel pudiera pensarse que detrás del brazo de Joab estaba la instigación de David, pues en esos tiempos estaban enfrentados el norte con Judá.
Advertido de esto David dio muestra de discernimiento y sabiduría, pues declaró su inocencia por le muerte del general Abner.
Además rasgó sus vestiduras, hizo duelo y lloró por el asesinato cometido por Joab y decidió no comer hasta que se acabara el día.
Los suyos intentaron persuadir a David para que comiera, pero él dijo que Jehová trajera sobre su persona el peor de los castigos si se alimentaba.
Esta decisión provocó que ese gesto agradara al pueblo y convencerlo de la inocencia del rey por la muerte del general.
David dejó en evidencia la necesidad de no tomar justicia por nuestra mano y de obrar con firmeza ante una situación adversa.
No eran tiempos para que se cometieran errores fruto de un proceder precipitado, como hubiera sido obrar en contra del matador de Abner.
Pidió David Justicia, para que siempre hubiera en su casa alguien que padeciera por el acto de maldad que había cometido.
Así debemos obrar. Pedir Justicia al Supremo, para que de Él sea la Justicia, en cualquier circunstancia y en cualquier lugar.
2 Samuel 3:29
Diego Acosta / Neide Ferreira