Los profetas que hablaron el nombre del Señor llevaron mensajes tremendos a los moradores de la tierra, reclamando a los ancianos que hicieran memoria sobre cuestiones muy graves.
Uno de ellos fue Joel quién 800 años antes de que naciera Jesús llevó un mensaje desolador a los miembros de Israel, pidiendo a los sacerdotes que hicieran duelo y proclamaron ayuno.
Ciertamente estamos viviendo tiempos que en muchos aspectos se parecen a aquellos de los que nos separan cientos de años. El reclamo de Joel es de advertencia.
O pensamos que nuestros tiempos son mejores? Tenemos la tendencia a pensar que las advertencias del pasado no son válidas para el presente, olvidando que los motivos casi siempre son los mismos.
La amenaza que se cierne sobre los cristianos es cada vez más evidente, solamente que no la queremos ver, porque estamos muy ocupados con nuestras cuestiones personales.
También estamos muy ocupados con nuestras actividades en la Iglesia, olvidando que en realidad debemos abandonar la comodidad para enfrentar con la cruda realidad del mundo.
Los mensajes de los profetas son tremendos, pero también son tremendas las palabras que anuncian que la Misericordia llegará luego del día de la desolación y la tristeza.
Joel 1:12
Diego Acosta García