Muchos vamos por la vida como si jugáramos un partido de bolos. Tiramos y buscamos acertar lo más posible…aunque no lo consigamos.
Es triste porque la vida no es un juego, todo lo contrario, porque debemos ser conscientes de que cada minuto de nuestra vida cuenta para Dios.
Desde antes de recibir el aliento vital ÉL ya sabe quiénes somos y como es su Plan para cada uno de nosotros, por lo que nada de lo que hagamos o digamos le resulta indiferente.
Jugar con nuestra vida como si fuera una partida de bolos, nos aleja irremisiblemente del Creador y nos lleva por el peligroso camino del mundo.
Es importante que reflexionemos sobre esta cuestión, porque nos atañe en forma directa y también influye sobre quienes están a nuestro lado.
Los hombres y las mujeres que nos llamamos hijos de Dios, tenemos la alta responsabilidad de obrar en consecuencia.
Si somos esposos, siendo fieles a la máxima institución establecida por el Eterno. Si somos padres, para ser ejemplos vivientes para nuestros hijos.
Si servimos debemos ser modelos para quienes guiamos. Si tenemos responsabilidades ministeriales las debemos desarrollar con el mayor respeto hacia quienes tenemos la obligación de cuidar.
La vida no es un JUEGO!
Dios nos ha dado una misión personal y la debemos cumplir con toda la capacidad que nos ha sido dada y con la alegría de saber Quién nos ha mandado.
Seamos Sabios con la Sabiduría que viene de lo Alto, para comprender que nuestra vida tiene un Propósito superior, aunque no lo desconozcamos o no lo aceptemos.
Juan 10:10
Diego Acosta
Música: Neide Ferreira
