Una niña pequeña provocó sorpresa y sonrisas cuando respondió que quería ser jueza.
Obviamente la pregunta había sido a que le gustaría dedicarse cuando fuera mayor.
Pero lo más importante todavía no lo habíamos escuchado: Quiero ser juez para dar martillazos a los hombres malos y a los que tratan mal a mi papá…
Más categórica y contundente imposible!
Pensé que la niña habría visto el instrumento que simboliza a los jueces en los estrados y de allí la utilización que haría del martillo.
Me sorprendió la idea de la niña y sobre todo no dejó de llamarme la atención la definida idea que tenía sobre la aplicación de la justicia.
En esta ocasión la imagen que tiene la sociedad de los ejecutores de las leyes, había sido favorable desde la perspectiva infantil.
Es interesante advertir que la niña no dudó en la forma de administrar la justicia como tampoco hacia quienes estaba dirigida.
A los malos…!
Desde su mente de niña tenía identificado quienes eran los hombres que hacían el mal y también a quienes trataban mal a su padre, a quién evidentemente defendía.
Pensando en esto llegué a la conclusión que la niña reflejó lo que se le demanda a los jueces: Contundencia con los malos, sean quienes sean, sin discriminaciones.
Tal vez la figura de los martillazos con su simbolismo, nos permita tener una pauta sobre cómo debe ser la justicia de los hombres.
Sin olvidar nunca que la verdadera Justicia proviene del Todopoderoso!
Isaías 51:4
Diego Acosta
Música: Neide Ferreira