JUVENTUD / 3

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El Apóstol Pablo tuvo especial cuidado con uno de sus discípulos, porque temía que sus pocos años de vida se convirtieran en un problema para el ejercicio de su ministerio.

Aleccionadora actitud!

Este ejemplo es imitado?

Lamentablemente podríamos decir que no, que en la mayoría de los casos los jóvenes son utilizados como si fueran un recurso más de las congregaciones y no como miembros activos de ellas.

Esta reflexión está originada en la reiterada observancia de comprobar cómo los jóvenes son utilizados para todo servicio, para todo uso.

Utilizando el ímpetu y la innegable energía de los hombres y mujeres que están en la transición hacia la madurez, son utilizados en el peor sentido de la palabra.

Hay quienes piensan más en cómo hacerlos rendir en distintas actividades, que en preocuparse por su crecimiento espiritual.

Exactamente lo contrario de lo que hizo Pablo!

Es perfectamente normal que en una congregación los jóvenes sean el comienzo del movimiento de la congregación.

Para impulsar reuniones, vigilias, evangelismo. Sin su fuerza ni su aliento, es verdad que hay tareas muy difíciles de realizar.

Pero no es menos verdad que junto con ese impulso, la congregación debe acompañar a sus miembros de menos edad, para alentarlos en todo aquello que concierne con su relación con Dios.

El trabajo es una manifestación de la fe, pero nadie se salvará ni crecerá solamente trabajando!

Es absolutamente necesario estar al lado de ellos para guardarlos, para ayudarlos a canalizar tanta fuerza natural, no al servicio de nadie ni para servirnos de ellos.

A los jóvenes debemos alentarlos para que busquen a Jesús! En eso consiste la gran misión de quienes tenemos la alegría de contarlos a nuestro lado.

1 Timoteo 4:12

Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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