LA BIBLIA ENSEÑA

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LA REBELDÍA Y LA CAÍDA DEL HOMBRE – X

Génesis 3:16

A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces;
con dolor darás a luz los hijos;
y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti.

Jehová comienza a obrar ante la rebeldía de Adán y Eva.
La vida de los padres de la especie humana sufrirá un cambio radical a causa de su pecado. Las generaciones venideras, hasta el fin de los tiempos, arrastrarán las consecuencias de la rebelión contra el Creador.
Las mujeres darán a luz con dolores de parto, una imagen que es constante en varios pasajes de la Palabra. El cambio fundamental que se produjo entre el hombre y la mujer, fue que aquel comienzo maravilloso de la relación, se modificó sustancialmente.
Ya no habrá compañerismo y disfrute, sino contiendas y recelos.
La mujer ya no tendrá a su lado quién satisfaga todos sus sueños, sino alguien con quién mantendrá disputas, frustraciones y sufrimientos.
Las luchas en la relación hombre y mujer serán constantes por el deseo de hacer prevalecer la voluntad personal.
La mujer buscará enseñorearse de su marido, pero el hombre tendrá la autoridad en el hogar por el designio divino.
En otras palabras: La lucha entre el hombre y la mujer no es otra cosa que la lucha que la especie libra contra el pecado, que busca dominarla.
La única posibilidad de la buena relación matrimonial, surgirá de la ayuda del Espíritu que dará Sabiduría a los dos miembros de la familia.
El pecado buscará siempre romper la vida armoniosa entre el hombre y la mujer, animando a la conquista del uno sobre el otro, rompiendo así lo dispuesto por el Soberano, en cuanto a los roles que cada uno debe cumplir en la familia.
El matrimonio se convirtió a causa del pecado de los padres, en una batalla cotidiana para prevalecer voluntades diferentes, propósitos que solo animan al corazón a establecer el dominio personal, olvidando aquello que dispuso el Todopoderoso como norma fundamental de la convivencia.
El hombre deberá luchar para ser el sacerdote de la familia y la mujer deberá enfrentarlo para no obedecerlo ni aceptar que sea la autoridad en el hogar.
Solamente la Gracia, puede ayudar a los conyugues a vivir en armonía conforme a lo dispuesto por el Creador.

Diego Acosta

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