LA BIBLIA ENSEÑA

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LA PRIMERA TRAGEDIA DE LA HUMANIDAD – II

Adán y Eva tuvieron dos hijos luego de ser expulsados del Edén.

Génesis 4:3

Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová.

El hijo labrador de los padres de la humanidad presentó como ofrenda el resultado de su labor.

Génesis 4:4

Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda;

El otro hermano hizo lo mismo con lo más gordo de las ovejas que tenía.
Jehová aceptó la ofrenda de Abel con alegría, recordando como válido lo expuesto en Números 6:26:

Jehová alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz.

Génesis 4:5

pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante.

Jehová recibió de manera diferente la ofrenda de Caín. Como puede entenderse la diferente reacción de Jehová ante las ofrendas de los hermanos?
Probablemente porque la de Abel fue hecha con el pleno convencimiento de que era un mandato que tenía que cumplir y de la mejor manera. Su hermano en cambio, cumplió con lo que debía y llevó lo que le pareció oportuno.
Otro hecho probable a considerar es que Caín pudo entender que era mucho más sacrificado labrar la tierra que criar animales, como hacía su hermano. No entendió que el trabajo es una Gracia del Soberano y que debía estar reconocido por tener una tarea que cumplir para poder vivir de su esfuerzo.
El término ensañar que se utiliza para referirse a Caín, está relacionado con la ira que le produjo la deferencia de Jehová hacia Abel y la hostilidad que ese gesto provocó en su ánimo hacia el Creador.
Debe de tenerse en cuenta que cuando Caín presentó sus ofrendas, ya conocía que las de su hermano hacían sido aceptadas con alegría por Jehová. Por tanto su corazón estaba tan endurecido como el suelo que trabajaba para producir los frutos.
La evidencia de lo que ocurría en su interior era su rostro, que se tornó decaído, airado, afectado por la envidia y la amargura.
Caín debió pensar que la situación tuvo como comienzo su actitud al llevar las ofrendas. Llevó lo que le pareció bien, sin considerar a Quién estaban dirigidas. Quizás por esa falta de discernimiento fue que reaccionó de manera airada contra el propio Dios.
Podríamos decir que esta era una tierra más que propicia para que Satanás, sembrara la maldad y el odio en el corazón de Caín.

Diego Acosta

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