LA BIBLIA ENSEÑA

benseña NOÉ, HALLÓ GRACIA DELANTE DE JEHOVÁ

Jehová había anunciado la destrucción total cuando su paciencia su hubiera acabado.

Génesis 6:8

Pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová.

En esas circunstancias tan excepcionales de la historia de los hombres, hubo uno en quién Jehová detuvo su mirada.

Noé, era hijo de Lamec y el último de los diez descendientes de Set, que se mencionan en Génesis 5:25. Cuando nació, su padre le puso por nombre Noé y dijo: Este nos aliviará de nuestras obras y del trabajo de nuestras manos, a causa de la tierra que Jehová maldijo.   

Este reconocimiento que recibió Noé es el más importante al que podemos aspirar los hombres. Aún los gigantes que vivían en aquellos días y que fueron considerados varones de renombre y poderosos, pudieron ser más importantes que el hijo de Lamec.

Noé no solo fue elegido por sus buenas obras en tiempos de maldad, sino que Jehová sabía de su fidelidad y que lo reconocía como Creador y Soberano sobre todas las cosas.

Esto significa que buscó y llamó a Jehová, abandonando los caminos perversos de los impíos y los inicuos, sabiendo que solo Jehová tenía el Poder de perdonar los pecados, Isaías 55:6-7. Y tenía en su corazón un profundo sentido de la Obediencia.

La situación de Noé y la grandiosa perspectiva en la que se encontró a partir del momento en que halló Gracia ante Jehová, nos debería hacer reflexionar acerca de nuestra propia vida.

No cabe ninguna duda que Noé pudo haberse dejado influenciar por la maldad que reinaba en el mundo en su tiempo. Ciertamente dejarse arrastrar por la mayoría es algo que no resulta demasiado conflictivo, desde el punto de vista personal. Tampoco es tan difícil dejarse arrastrar por el mal, liberado de cualquier norma de vida y haciendo y obrando como la maldad del corazón determina.

En ese ambiente lo normal era ser como todos y distinguirse de los demás, era lo inusual y por tanto exigía una gran confianza en el Supremo y tener en un alto valor las creencias que guardaba en su corazón.

En los tiempos de maldad en los que nos toca vivir, pensemos en Noé, no por la recompensa recibida sino por su ejemplar comportamiento. Su fe lo hizo fuerte y pudo apartarse del mal.

Diego Acosta

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