CONGREGACIÓN
SÉPTIMO MILENIO
Hay quienes dicen ser conscientes y otros, a los que llamamos inconscientes!
Por qué usamos estas palabras?
Porque evidentemente están relacionadas con la conciencia que todos los humanos tenemos y que son auténticas alarmas, que pueden ser escuchadas y también pueden ser ignoradas.
Por eso se habla tanto de la mala conciencia de algunas personas o de otras, que directamente son capaces de permanecer indiferentes a los llamados interiores.
Así es como vivimos en el mundo, buscando prestar la menor atención posible a todo lo que nos reclama la conciencia y dedicarnos a vivir como nos place y a disfrutarla.
Tan rotunda es esta realidad, que muchas veces nos podemos sorprender pensando acerca de cómo hay quienes son tan atrevidos, que se permiten cerrar su mente y su corazón a los llamados de su conciencia.
Los resultados de estas actitudes son los que vemos cotidianamente: vidas destruidas, sin rumbo, vacíos, estériles, deformadas por la errónea decisión de vivir sin límites y sin ninguna norma.
Adquiere entonces enorme importancia, el Mandato de Jesús que nos reclama que ayudemos al prójimo, que lo amemos y que lo liberemos de sus ataduras mundanas.
Un hombre o una mujer, que pretenden vivir sin responder a su conciencia, pueden llegar a pensar que están gozando de la libertad, pero en realidad son esclavos de sus propias decisiones. De sus propios errores, por dar máxima importancia a los placeres y propuestas de la sociedad.
Incluso a ser esclavos de las supuestas normas que nos propone el mundo, para dominar nuestras mentes, nuestros ideales, nuestras emociones.
Escuchar a Jesús supone romper con el pasado, romper con todo aquello que forma parte de la seducción del enemigo y sobre todo, estar dispuestos a ser obedientes al llamado superior de nuestra conciencia.
Es el Espíritu el que nos advierte de lo que estamos haciendo mal, el que es capaz de corregir el rumbo de nuestros caminos, el que tiene la Verdad que nos libera.
En este día rompamos con todo lo que nos propone la sociedad mundana y seamos libres con Jesús. Para servir al prójimo, para darles el Amor que recibimos por Gracia y para ayudarlos a tener una vida con Propósito.
Diego Acosta / Neide Ferreira