Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados,
y yo os haré descansar.
Mateo 11:28
Si nos guiamos por lo que el Diccionario nos dice como definición, la depresión es: tristeza o pérdida de interés por las cosas.
Si solamente fuera eso, un optimista podría afirmar, que bastaría con que busquemos alegrarnos y recuperar el interés por algunas cuestiones que nos rodean. Con eso bastaría para el fin de la cuestión.
Si fuera solamente eso, habríamos resuelto, uno de los problemas más serios y más extendidos, que padecen miles de personas, en esto que llamamos sociedad global.
Tanta sencillez, no alcanza, por tanto a enfocar el verdadero problema de la depresión y lo que es más importante, a buscar soluciones eficaces para remediarla.
Harold Wilson, que fuera primer ministro inglés, era muy dado a los refranes, y en una oportunidad dijo: A los perros se les tolera un mordisco, pero la cosa cambia si se pasan la vida mordiendo.
Esta ingeniosa frase, tiene bastante que ver con la depresión.
Una cosa es estar triste un día y otra muy distinta, es estar triste todos los días. Lo mismo ocurre, con la falta de interés, porque resulta bastante normal, que durante un cierto tiempo, nuestra atención decaiga, por diferentes razones. Una de ellas, muy elemental, puede ser que solamente estemos fatigados. Otro asunto bien distinto, es que la falta de interés, se convierta en un hábito cotidiano.
Pero todo cambia, cuando las dos cuestiones, tristeza y desinterés, se juntan y nos afectan, día tras día, llevándonos a un estado del que es muy difícil salir.
Podríamos decir, por el contrario, que la depresión, tiene la singularidad, que es muy fácil caer en ella, pero muy problemático, abandonarla.
Los profesionales médicos, cuando la detectan, tratan que los pacientes modifiquen sus hábitos de vida y con algunas pastillas, nos piden que volvamos en unas semanas, para ver como evolucionamos.
Y en este momento, es que es válida la frase de H. Wilson. El perro, puede morder una vez, pero lo que no le aceptaremos, es que se pase la vida mordiendo.
Y es lo que nos puede ocurrir con la depresión.
Unos días, está bien, se puede tolerar, pero todos los días, es algo que nos perturba y francamente, nos lleva a un estado de enfermedad, que crece constantemente.
Y nos podríamos preguntar: que es lo primero, la tristeza o la falta de interés?
Lo más probable, es que las respuestas se repartan, para algunas personas el comienzo fue la tristeza, y para otros, la pérdida progresiva del interés por las cosas.
Diego Acosta