LA HONESTIDAD ES UN MÉRITO?


En los tiempos que vivimos podemos constatar cómo cada día que pasa se dan a conocer nuevos casos de corrupción en los ámbitos públicos y también en los privados.

Pareciera que el “todo vale” se ha instalado en la sociedad en las que nos toca vivir, pertenezca al continente que pertenezca no importando tampoco que idioma se utilice.

La corrupción incluso en algunos casos hasta parece recibir una suerte de admiración disimulada, para poner de manifiesto como algunas personas son capaces de burlar la ley.

Poco a poco vamos asimilando que hay una cierta impunidad que está tolerada y en consecuencia hay determinados límites que es posible traspasar sin mayores problemas.

Es tan grave esta situación que nos preocupan nuestros hijos y sus hijos y los hijos de sus hijos, que se habituarán a vivir en un clima donde la corrupción y la corruptela son más o menos tolerados.

Frente a todo esto no nos cabe otra cosa que volver a recordar las enseñanzas recibidas y a recordar que la honestidad no es un mérito, sino algo que se nos demanda.

Dios no es un Dios de mentira, ni de engaños, ni de corrupción, ni de tolerancia con el pecado, ni tampoco admite que se abuse de poder en contra del más débil. Dios es un Dios de honestidad!

Amós 8:4-7
Diego Acosta García

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