ANTIVIRUS
La cruel confirmación de que un fotógrafo suizo murió en París congelado, sin que nadie lo ayudara, mueve a la reflexión acerca de cómo nos comportamos.
En las proximidades de la céntrica Plaza de la República de la capital francesa el fotógrafo se supone que se resbaló y cayó y estuvo tirado más de ocho nueve horas sin que nadie lo ayudara.
Recién de madrugada, un indigente llamó a los servicios asistenciales, pero ya era demasiado tarde para auxiliarlo. Murió por congelamiento…
Haciendo un sencillo ejercicio de posibilidades, esto que ocurrió podría habernos pasado a cualquiera de nosotros, en esa ciudad o en otras.
Estamos tan inmunizados contra los más elementales sentimientos de solidaridad?
Y profundizando en la cuestión, no pensamos en el Prójimo?
Es indudable que no nos podemos permitir que esta tremenda influencia del mundo nos afecte. El Mandato de Jesús de preocuparnos por el Prójimo es irrevocable.
Diego Acosta