Quizás el drama humano más difícil de soportar sea el de la infidelidad. Significa la ruptura de la confianza establecida entre un hombre y una mujer.
Con el paso del tiempo esta cruel situación cada vez tiene menos relevancia en su gravedad y dolorosamente podemos comprobar cómo hay quienes hasta la justifican.
Es importante que recuperemos el significado del pacto establecido entre un hombre y una mujer, para entender que la infidelidad nunca será aceptada por el Eterno.
El profeta Ezequiel en su Libro profundiza esta cuestión ante la infidelidad de Jerusalén con el Supremo y pone de manifiesto la actitud del Creador.
A través de Ezequiel Jerusalén es notificada de sus abominaciones, recordando el proceso de su crecimiento desde su nacimiento en la tierra de Canaán.
Jehová condena el comportamiento de Jerusalén por haberse prostituido a causa de su belleza, llegando a hacer diversos lugares altos donde se practicó el pecado de la fornicación.
La dureza del juicio de Jehová sobre Jerusalén nos debe hacer reflexionar profundamente acerca de nuestras actitudes y fundamentalmente del compromiso que asumimos en nuestro casamiento.
Un hombre y una mujer se deben al pacto que suscribieron delante de Dios, para ser una sola carne y no para desdoblarse a través de la mentira y la fornicación.
La acusación de Jehová sobre Jerusalén termina con el anuncio de que habrá un nuevo pacto con la ciudad que se había prostituido. Pero su fundamento será la fidelidad.
Enfrentemos la realidad de la Palabra de Dios, con todas sus consecuencias. Aún con las más duras!
Ezequiel 16:62-63
Diego Acosta
Música: Neide Ferreira
