Hace algún tiempo una joven creyente manifestó su deseo de ser misionera en África y quienes escuchamos esta afirmación no podíamos salir de nuestra sorpresa.
Un hombre sabio que estaba con nosotros le preguntó: Y por qué quieres ir a África, es que Dios te ha mandado? La joven no supo que responder ante una pregunta tan concreta.
Sin embargo, ella argumentó que era necesario ir para África a llevar la Palabra de Dios porque había millones de personas que no la habían recibido y ese era un mandato de Jesús.
El hombre le dijo: En tu familia son todos creyentes? En el edificio donde vives son todos creyentes? Todos los miembros de tu familia y tus compañeros de trabajo escucharon de tu boca el mensaje de Salvación?
Con estas nuevas preguntas la joven quedó totalmente desconcertada y ahora sí que permaneció en silencio, pensando tal vez en lo que se le había inquirido.
El hombre sabio le dijo entonces mansamente: Nadie puede poner en duda la necesidad de ir a predicar el Evangelio a África ni nadie te lo puede impedir y menos criticar si deseas hacerlo.
Pero recuerda que por amor te debes a todos los miembros de tu familia a quienes no les has hablado de Jesús. Y por misericordia te debes a todos tus vecinos y a tus compañeros que no te han escuchado hablar de la Salvación… No es para pensar?
Romanos 10:15
Diego Acosta García