Qué ocurriría si pudiéramos escuchar nuevamente el Sermón del Monte? Nos resultaría fácil o cómodo recibirlo o nos molestaría que lo tuviéramos que confrontar con nuestra realidad?
Pocas veces hacemos un ejercicio de realismo porque estamos limitados por nuestros afanes y porque tal vez porque podemos intuir que ese ejercicio, no nos resultará conveniente.
La realidad es problemática porque está basada en nuestras obras no en nuestros dichos, porque está basada en lo que se puede comprobar no en lo que es simplemente una forma de hablar.
Jesús vino a advertir a los hombres acerca de cómo estaban viviendo y a enseñar acerca de cómo deben vivir para formar parte del Reino de los Cielos o lo que es lo mismo, del Reino de Dios.
Entre la fatuidad de nuestros hechos y la humildad de nuestros dichos hay tanta contradicción, que difícilmente seríamos capaces de asumir que estamos obrando diferente de lo que predicó Jesús con su Sermón.
Cotejar nuestros mensajes con el Sermón es sumamente fácil. Cotejar nuestros hechos con el Sermón, nos puede llevar a enfrentarnos con una realidad muy difícil de justificar.
Jesús habló acerca de la recompensa que recibiremos en el Reino, no en la tierra. Jesús habló del Reino, no de las obras vanas que muchos de nosotros hacemos en la tierra…aspirando al reconocimiento personal.
Mateo 5:12
Diego Acosta García