Seguramente cada generación de creyentes habrá creído y con razón que les tocaba vivir los momentos más difíciles de la historia, pero en nuestro tiempo es diferente porque hay hechos que así lo indican.
Cuando el Señor Jesús habló a sus discípulos acerca de los tiempos finales les advirtió, sobre cómo serían las dificultades que deberíamos afrontar y la certeza de su cumplimiento.
Estas advertencias deben fortalecernos, hacernos mejores creyentes, animarnos a incrementar nuestra fe, para que las tormentas que se avecinan no nos afecten desde nuestro interior.
Debemos ser conscientes que por mucho que intentemos ignorar lo que nos rodea, todo está indicando que en lo espiritual estamos en tiempos desafiantes.
Tiempos peligrosos porque se intenta debilitar nuestras convicciones con placeres y deleites que el mundo justifica de todas las maneras y que sin embargo, no nos están permitidos.
Esta posible brecha es la que debemos de guardar, consolidando nuestra fe y buscando más y más de Dios, para que su Espíritu poderoso nos guíe y nos aconseje.
Estos son los tiempos en los que hombres y mujeres sabios plenos de la sabiduría de lo Alto, determinen que no habrá tormenta que los afecte ni peligro que los doblegue.
No nos dejemos engañar por la permisividad ni por las promesas de un mundo más atractivo, somos extranjeros en la tierra y ciudadanos del Reino y en esa condición tenemos que vivir.
Lucas 8:14
Diego Acosta García