LEER

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En una ocasión se me recomendó que dedicara mi tiempo a leer la Biblia. Eran momentos muy difíciles para mí y la propuesta me sorprendió bastante.

Yo precisaba aliento, comprensión, estímulo y una gran dosis de compañía, para poder superar la instancia con la que me estaba enfrentando.

Pero, hubo insistencia en que leyera la Palabra.

Me pregunté muchísimo por qué la persona a la que había recurrido, me insistía que hiciera algo, que si bien sabía era necesario por no decir imprescindible, no entendía por qué lo sería aún más en esas circunstancias.

Fue así como decidí escuchar el consejo, a pesar de no entenderlo y me sumergí en las profundas aguas de los Salmos.

En ese Río de Vida, encontré lo que estaba buscando!

No eran palabras de hombres las que estaba recibiendo, sino aquellas que el Eterno ha dispuesto para que escuchemos quienes estamos necesitados del verdadero Consuelo, de la verdadera Guía.

Que significaba entonces leer la Palabra?

Ni más ni menos que escuchar la voz del Padre hablando a su hijo, para que asumiera más que nunca esa condición y se aferrara a su Amor y Misericordia.

Por primera vez comprendí lo que significa el gozo…no de cuando estamos alegres, sino de cuando estamos viviendo tiempos muy diferentes.

Se puede estar muy triste, en una dificultad muy grande y a pesar de todo tener gozo en el corazón!

Esto que pareciera una auténtica locura sin sentido, solamente puede ser entendido por quienes saben que el Todopoderoso es el Supremo Hacedor!

Y solamente ÉL sabe lo que precisamos. Por eso nos concede el Gozo!

Salmo 119:111

Por heredad he tomado tus testimonios para siempre,
Porque son el gozo de mi corazón.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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