Un texto sencillo sobre una iglesia más sencilla aún dice:
Que iglesia linda!
Nadie vino por el confort, más si para oír la Palabra,
Nadie vino por escuchar el góspel, más sí para oír la Palabra,
Lindo, Lindo, Lindo!
En estas horas que el Hijo del Hombre ocupa toda nuestra atención, haciendo referencia a su Glorioso Nacimiento, que importante es recordar lo fundamental.
ÉL estableció Su Iglesia!
Allí donde dos o tres que se congreguen en su nombre, Él estará con ellos!
Reflexionemos sobre estas Palabras: Dijo en qué lugar? Dijo en un gran templo? Dijo resguardados o a la intemperie?
Obviamente las respuestas son todas negativas!
Jesús cuando estableció Su Iglesia, estableció una nueva forma de reunirse para invocarlo, para adorarlo, para honrarlo con nuestras oraciones.
Casi podríamos decir que todo lo demás es accesorio!
Basta con corazones dispuestos a cerca de ÉL!
Pensando en esto advertí la tremenda fuerza de unas imágenes que tal vez puedan haber pasado inadvertidas, porque no reflejaban otra cosa que la más extrema sencillez.
Tal vez haya quién piense que Jesús no nos mandó a ser pobres y por tanto llamar Iglesia a un grupo de personas escuchando la Palabra, en medio de un lugar casi salvaje, es una exageración.
Creo que no lo es, porque ese es el Espíritu verdadero de la Iglesia!
La sencillez más extrema, desprovista de todo lo accesorio, nos obliga a centrarnos en lo fundamental: La Palabra!
Pienso mucho sobre esto y en las dificultades que yo mismo me creo, cuando pienso en una Iglesia, cuando pienso en una reunión de hermanos.
Jesús nos manda congregarnos! Solamente y nada más que eso!
Efesios 1:22
Diego Acosta / Neide Ferreira