LLORAR

muro
Cuando hablamos del dolor que nos lleva a llorar en la mayoría de los casos, estamos haciendo referencia a situaciones personales o relacionadas con nuestros amados más cercanos.

Y es natural que así sea, que lloremos por las situaciones angustiosas que enfrentamos. Aunque también deberíamos orar por el Consuelo y la Templanza que solo ÉL puede darnos.

Lo notable, es cuando podemos llorar por cuestiones que no nos atañen directamente ni por causa de nuestros familiares.

Es esto lo que hizo Nehemías cuando se enteró en las condiciones en las que se encontraba la ciudad amada: Jerusalén.

Quienes no habían sido llevados en cautividad vivían malamente en condiciones más que precarias. Y por añadidura, los muros de la Ciudad de David estaban destruidos y sus puertas quemadas.

Este panorama desolador fue el que conmovió a Nehemías, al comprobar cómo el castigo impuesto por Jehová, había hecho que los babilonios, saquearan, destruyeran y casi despoblaran a Jerusalén.

Los babilonios habían sido el instrumento usado por el Eterno para disciplinar en Judá a quienes habían incumplido su Pacto.

Nehemías entonces lloró y clamó al Soberano de Israel por la situación de su pueblo, reconociendo el pecado cometido y pidiendo perdón por la rebeldía.

Así como Nehemías lloró por Jerusalén y por quienes vivían en la ciudad, así también debemos llorar con los que lloran.

Nehemías nos ha dejado un grandioso ejemplo del verdadero Amor y de la verdadera Misericordia. No es por nuestra pena personal, la única razón por la que debemos llorar.

Nehemías 1:4

Diego Acosta
Música: Neide Ferreira

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