Deberíamos preguntarnos qué piensan nuestros jóvenes del espectáculo que los mayores les proporcionamos todos los días, con casos que les planteamos como ejemplares acerca de las malas conductas.
Resulta llamativo como nos negamos a nosotros mismos, la posibilidad de contrastar la vida cotidiana con la vida de los hombres y mujeres que vivieron en otros tiempos.
Con aquellos que vivieron durante el relato de la Palabra de Dios, para comprobar como siempre finalmente hubo castigo para los transgresores y la maldad no quedó impune.
Es que somos como sociedad, peores que en el pasado? Es esto lo que ocurre? O es que simplemente estamos llegando al tiempo sobre los que los discípulos le pidieron señales a Jesús?
Intentando una respuesta coherente, podríamos decir que nos estamos acercando al tiempo en el que comenzaremos a llamar a lo bueno… malo, sin ninguna clase de paliativos.
Obviamente estaremos llamando a lo malo… bueno. Esta es la gran cuestión sobre la que debemos reflexionar, para poder dar a nuestros jóvenes, por lo menos el mensaje de nuestra conducta personal.
Nos acercamos a los tiempos en los que será muchísimo más importante, lo que hacemos, que todo lo que podamos decir. Solamente así podremos impedir, que a lo bueno lo llamemos malo.
Isaías 5:20
Diego Acosta García