En los tiempos en lo que todo se relativiza y que nada es absoluto es bastante difícil recuperar la capacidad de discernir entre lo que es esencial y lo que no lo es.
Estamos viviendo de una manera en la que las zonas grises van ocupando los mayores espacios, entre lo que es blanco y lo que es negro, llevándonos a una situación de confusión permanente.
Es necesario que advirtamos esta situación, porque caso contrario nos llevaremos la amarga sorpresa que nuestra vida está regida por las normas del mundo, cada vez más ambiguo y sin valores.
Las zonas grises nos evitan la visión de lo que es blanco y de lo que es negro, que es lo mismo que decir, entre la Luz y la oscuridad, entre lo que es bueno y lo que es malo.
Los tímidos mensajes que recibimos acerca de los comportamientos que aprueba el mundo, están definiendo que nuestra responsabilidad en la Gran Comisión está menguando constantemente.
Fuimos llamados a llevar el mensaje de Salvación, de Esperanza y ese llamado lo cumpliremos cuando dejemos de estar cautivos por los encantos del mundo y por la frivolidad que lo domina.
Lo esencial y lo importante siempre prevalecerá sobre lo que es circunstancial y pasajero, porque la Luz siempre prevalecerá sobre el mundo de las tinieblas.
Salmos 97:11
Diego Acosta García