Un hombre mayor anciano de una congregación comentaba con un grupo de jóvenes como era su vida de creyente y como había conocido al Señor y todos los detalles de ese día inolvidable.
Uno de los jóvenes le preguntó: Entonces ese día ha sido el más importante de su vida? El anciano le respondió: Si fue el día más importante, pero también lo son todos los que le siguieron.
Esta afirmación provocó una gran sorpresa entre quienes participaban de ese grato momento de fraternidad. El anciano se explicó: También hoy es el día más importante de mi vida, porque es el día en que honro al Señor.
Y cuando digo honro estoy tratando de explicar que es el día en el que puedo colocar al Señor en primer lugar en todos los aspectos de mi vida, tanto en los grandes como en los pequeños.
Los jóvenes captaron el mensaje: El Señor ocupaba en la vida de ese anciano creyente el lugar más importante y eso era sencillamente lo que hacía diferente.
El día en que todos consigamos que el Señor ocupe el primer lugar en nuestra vida, se producirá una gran transformación espiritual porque obraremos exactamente como Él quiere que obremos.
Entonces seres transformados, nuestra familia cambiará y seremos capaces de tener una convicción diferente para llevar el mensaje de Salvación a quienes lo están esperando ansiosamente.
1 Timoteo 6:16
Diego Acosta García