Un maestro enseñaba con gran criterio que cada uno es exactamente, lo que da, lo que entrega a los demás.
Este argumento fue bastante difícil de comprender para varios de sus oyentes, al punto que uno finalmente le preguntó:
Como se explica eso?
Muy sencillamente, si eres capaz de entregar mucho de lo que tienes, tu fe es grande. Y si entregas poco de lo que posees, tu fe es pequeña.
Y qué ocurriría si tuviera poca fe?
Depende mucho de tu actitud. Si tuvieras poca fe y entregaras mucho, seguirías siendo un hombre de poca fe y con un corazón que busca agradar al Señor.
Y si tuvieras poca fe y dieras poco, entonces te estarías alejando irremisiblemente del Señor, porque tu fe no alcanza ni para comprender su mensaje de Amor.
Y por que el dar se relaciona con la fe?
Porque está íntimamente relacionado aquello que damos, con lo que tenemos y las dos cosas con la fe. Solamente el corazón está dispuesto a obrar, cuando recibe el mensaje de la fe!
Recuerdo vivamente estos comentarios, porque a su vez me hicieron reflexionar sobre cómo era mi fe y como era la medida de mi Amor por los demás.
Y creo que es una Verdad absoluta que nuestra fe está relacionada con lo que somos capaces de dar y obrar, porque sin fe difícilmente daríamos nada, como no sea por limosna o por calmar nuestra conciencia.
Por eso, como decía el maestro: Somos lo que damos…
Oremos por nuestra fe, oremos para que cada día sea mayor, para obrar y dar sin que nos duela!
Santiago 2:26
Diego Acosta / Neide Ferreira