DEVOCIONAL
Mirando por mí ventana ya se pueden apreciar los cambios en los grandes árboles. Van perdiendo esa fuerte tonalidad verde que tuvieron durante meses.
Ahora la van cambiando por una variedad de ocres, amarillos y otros tonos similares, que anuncian que el verano es historia y que pronto tendremos los primeros fríos.
Estos cambios que asumimos casi sin advertirlos, verdaderamente son un presente de Dios, para que recordemos que la vida tiene ciclos que se cumplen inexorablemente.
Si lo aplico a la mía también podré ver que hay tiempos de esplendor que podría comparar con el verano y otros más oscuros y fríos, que bien podrían representar al invierno.
Del mismo modo, puedo hablar del otoño, como en este caso o de la primavera dentro de varios meses. El Eterno simboliza cada fenómeno con una enseñanza.
Es tiempo de aprender a disfrutar de cada momento, esencialmente porque forma parte del Plan del Creador para mi vida. Por eso cuando veo de mi ventana la cambiante espesura de los árboles, doy gracias a Dios, también por eso.
Génesis 1:14
Dijo luego Dios:
Haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche;
y sirvan de señales
para las estaciones, para días y años,
Gênesis 1:14
E disse Deus:
Haja luminares na expansão dos céus, para haver separação entre o dia e a noite;
e sejam eles para sinais
e para tempos determinados e para dias e anos.
Diego Acosta / Neide Ferreira