Una de las pruebas más difíciles que debemos afrontar quienes nos llamamos hijos de Dios, es la que nosotros mismos nos creamos.
Lamentablemente no es un juego de palabras sino una concreta manifestación de la disputa, entre lo que está bien y lo que está mal.
Para decirlo en otras palabras: La lucha entre aquello que en principio tiene un buen propósito, pero que en el fondo no es otra cosa que un disfraz de la vanidad del corazón.
Esto recordaba como consecuencia de una conversación en la que se afirmó que era bueno estudiar, para ser mejores servidores.
Como resulta evidente es imposible contradecir esta afirmación, pero solo en lo que representa como enunciado de intenciones.
Pero que ocurre cuando hay algo más detrás del estudio?
La experiencia personal me indica que debemos de tener el mayor cuidado cuando anunciamos que vamos a hacer algo, para servir al Señor.
Esa precaución se origina en una doble cuestión. Lo que vamos a hacer es Voluntad del Eterno o es la nuestra? Lo que vamos a hacer nos ayudará a destacarnos?
La primera opción es fundamental para saber si estamos obrando bajo la Voluntad Soberana del Creador. La segunda tiene que ver con aquello que encubrimos de piadoso y no es otra cosa que puro orgullo.
Fui advertido sobre este asunto de manera categórica por el Señor, puesto que había tomado una decisión que escondía bajo las buenas intenciones, el propósito de ser destacado por mis conocimientos.
Todos estamos expuestos a esta LUCHA!
Lo importante es tener la humildad de pedir ayuda al propio Dios, antes de cometer un grave error.
Romanos 8:27
Diego Acosta
Música: Neide Ferreira