500 ANIVERSARIO…A 300 DÍAS
NOTAS DE LA REFORMA / 40
9 Enero de 2017
Vuelto a las normas de los agustinos, Lutero se vio privado de la lectura de la Biblia y en cambio se le indicó que leyera a la lectura de los doctores de la iglesia.
El joven monje seguía con sus cuestionamientos relacionados con la salvación y se sometía a duros esfuerzos corporales, ayunos y oraciones continuas.
Podría decirse que estaba llegando al conocimiento de lo que representaba la santidad, pero al verse a sí mismo podía advertir lo que Dios le estaba mostrando.
En medio de sus tribulaciones físicas y espirituales, un viejo maestro le dedicó unas palabras que constituyeron toda una revelación: Creo en la remisión de los pecados.
En ese tiempo el superior de los agustinos de Alemania, el doctor Johann Staupitz en una visita que hizo al convento de Erfurt le dijo a Lutero que leyera atentamente la Biblia y que buscase la salvación solamente en Cristo, que era donde él había encontrado la suya.
Se le atribuye esta frase al doctor Staupitz: Todavía no sabes, querido Martín, cuán útil y necesaria es para ti esta tribulación, porque Dios nunca la envía en vano. Ya verás cómo El te ha preparar para cosas grandes.
Lutero luego escribiría: Si no hubiera sido por el doctor Staupitz, estaría en el infierno.
Diego Acosta