Blog del TIEMPO!
Con singular frivolidad se había anunciado que en el año 2030 no habrá más hambre en el mundo.
Nada hay más concluyente que la realidad: El flagelo del hambre aumentó el año pasado y afectó a más de 815 millones de personas.
Demasiada gente para tanta palabrería.
Los hombres nos esforzamos continuamente para dar soluciones a los problemas reales, en utópicos plazos que siempre se cumplirán varios años más tarde que los discursos.
Es evidente que la tremenda burocracia que se ha montado en el mundo, es absolutamente ineficaz para solucionar los problemas de antes y de ahora.
Sería muy interesante saber cuánto cuesta mantener la burocracia internacional. Quizás nos asombraríamos de lo mal que se administran los fondos que supuestamente se recaudan para combatir las necesidades de los más débiles.
Qué se logra sabiendo cuáles son las áreas más afectadas por el hambre en el planeta? Nada, otra estadística más que seguramente habrá costado otros miles de dólares en fondos, que solo benefician a quienes cobran su salario de los organismos internacionales.
Tal vez la solución sea más sencilla que todos los vanos discursos que escuchamos: Jesús dijo, me diste de comer, cuando diste de comer a quién tenía hambre.
El que tiene oídos, oiga!
Diego Acosta