Antiguamente había un hombre que era enviado a los caminos, antes de que lo transitaran los reyes, con una doble misión.
Una era la de asegurar que el tránsito iba a ser tranquilo. Y la otra era el de anunciar a los habitantes de las poblaciones, que luego de él, vendría la autoridad.
Esta era la misión del mensajero!
Sin embargo hubo un mensajero que tuvo un propósito mucho más relevante: Y que fue nada más ni nada menos que anunciar… la venida del Mesías!
Ese fue el papel que cumplió Juan el Bautista!
El mensajero que había sido prometido en el Antiguo Testamento y que cumplió su misión con la grandeza y humildad que exigía el momento histórico y espiritual que le tocó vivir.
Esta relevancia tan grandiosa como irrepetible, le significó al hijo de Zacarías e Isabel, que el propio Jesús lo señalara como el más grande hombre que había vivido hasta ese tiempo.
Podemos tener el rol de MENSAJERO?
Básicamente SÍ.
Esta pregunta y su respuesta, me la he formulado muchas veces a lo largo de mi vida de creyente. No buscando la recompensa, sino buscando repetir esa condición de anunciador de las Buenas Nuevas!
Cada vez que hablamos…y nadie nos escucha, estamos repitiendo la historia de Juan, que predicaba en el desierto y muchas veces no era escuchado.
La misión del mensajero no es ser escuchado!
La misión del mensajero es anunciar la venida de Jesús!
Si entendemos este propósito de la misión, entonces sí podremos ser anunciadores del Segundo Advenimiento de Jesús como Rey!
Cada tiempo tiene su Mensajero!
Marcos 1:2-3
Diego Acosta
Música: Neide Ferreira