Un refrán muy repetido dice más o menos textualmente: Mirar hacia otra parte…!
Como casi siempre la sabiduría popular nos llama a reflexionar para encontrar en qué punto la Verdad aparece o…desaparece.
Lo de mirar…está más que claro. La cuestión es: Por qué mirar hacia otra parte…?
Ocurre simplemente que no deseamos ver lo que tenemos delante de nuestros ojos, pero en lugar de enfrentar la situación optamos por lo más fácil…desviar la mirada.
Jesús nunca desvió la mirada ni fue ajeno a las intenciones de quienes lo rodeaban. Alguna vez nos preguntamos por qué?
El Hijo del Hombre vino al mundo a buscar a quienes lo precisaban, no a quienes en su arrogancia, declararon y siguen declarando que no precisan a nadie que los ayude.
Seguramente entre estas personas se encuentren los que… miran hacia otra parte, los que utilizan este recurso como un medio idóneo para cumplir con sus objetivos.
Si nos decidimos a obrar como obró Jesús, dejaremos de desviar la mirada y afrontaremos las situaciones con decisión. No con nuestra valentía, sino con la firmeza que solo el Espíritu nos puede dar.
Recordemos como Pedro luego de negar tres veces a Jesús, enfrentó con valentía del Espíritu a los judíos para defender al Mesías.
Mirar hacia otra parte…puede darnos grandes resultados pensando cómo piensa el mundo. Pero puede ser desastroso para nuestra relación con el Eterno.
Si nos declaramos sus hijos, no podemos obrar con la cobardía propia de quienes tienen pequeños objetivos. Tan pequeños que probablemente no les alcance ni siquiera para ver la Verdad.
Mateo 9:20
Diego Acosta
Música: Neide Ferreira