En mis primeros tiempos de creyente me llamaba la atención que se utilizara en la Biblia la palabra MISTERIOS, porque consideraba que estaba relacionada con las cosas del mundo.
Sin embargo la explicación que dio el propio Jesús a los discípulos, me hizo advertir lo errado que había estado en mi consideración.
No fue la primera vez que me equivoqué y con seguridad que tampoco será la última.
Pero es bueno reflexionar sobre estos errores, porque me colocan en mi verdadero lugar: El de un hombre que debe seguir estudiando, que debe seguir profundizando para llegar a vislumbrar, los grandiosos asuntos que guarda la Palabra de Dios.
Jesús me enseñó como antes lo había hecho con sus seguidores, acerca del misterio del Reino de los Cielos, que está vinculado con nuestra presencia en la Tierra.
Estamos capacitados para establecer el Reino en todo lugar en el que nos encontremos, invocando el Santo Nombre.
Por esto es que Jesús dijo que utilizaba las parábolas, para que solamente pudieran entender sus enseñanzas, quienes estaban alentados por la fe.
Sin fe nadie puede entender no solo el significado de las enseñanzas de Jesús y mucho menos, la aclaración de los misterios que están contenidos en el Antiguo Testamento.
Siendo como soy un torpe seguidor de Jesús, he tenido la Gracia de que el conocimiento sobre el Reino me aliente en el esfuerzo de acercarme cada día más a la Palabra.
No nos hagamos el propósito de estudiar la Biblia para conocer los misterios, sino todo lo contrario. Los misterios nos serán revelados a causa de nuestro esfuerzo y de nuestra fe.
Marcos 4:11
Diego Acosta / Neide Ferreira