En sus magistrales enseñanzas sobre lo que representa el cristianismo, el Apóstol Pablo, hace referencia a una cuestión que puede sorprendernos.
Mora el pecado en nosotros?
Esta inquietante pregunta surge de leer el texto bíblico y comprobar cómo la Ley nos confronta con el pecado, por la sencilla razón de que sin Ley no sabríamos que estamos pecando.
Por esto me digo: Si peco aún contra mi voluntad de hacerlo, es porque tengo conocimiento de que el pecado esta en mí.
En esta certeza es que debo cambiar de actitud y pensar cómo puedo salir de este círculo que me atrapa y me arrastra una y otra vez al pecado y su condenación.
Por obra del Espíritu, he comenzado a comprender la profundidad de esta cuestión, que es la que me impide crecer en las cosas de Dios y me hace servir a dos señores.
Siempre había pensado que cuando se habla de servir a dos señores, se trataba de una cuestión relacionada con el dinero.
Pero he podido comprobar que cada uno de nosotros, puede ser su propio profeta, cuando el Espíritu nos enseña y nos amonesta.
No te encierres en el esquema pecado-arrepentimiento-pecado. Así fue lo que me reveló el Espíritu. Debes dar un paso de integridad y comenzar a luchar desde este momento contra lo que tiene seducido o atrapado.
El pecado es una debilidad del hombre!
Como la combatimos?
Con la fuerza que solo el Espíritu nos puede dar para luchar en esta contienda desigual. Cada momento de mi vida, lo debo transformar en un momento de lucha, no en tiempo de resignada aceptación del mal.
Romanos 8:5
Diego Acosta / Neide Ferreira