Siempre nos atrajeron las escuelitas dominicales de las iglesias donde se enseña a los pequeños los fundamentos bíblicos a través de un lenguaje comprensivo para ellos.
En un inolvidable momento uno de los niños preguntó: Entonces Jesús fue un niño como nosotros? La maestra le contestó: Por supuesto que fue un niño como todos ustedes.
Desde ese instante Jesús dejó de ser un personaje lejano y se convirtió en alguien que habiendo sido como ellos, había llegado a mayor para ofrecer su vida para salvar a los hombres.
Es notable como una cuestión tan sencilla como entender la niñez de Jesús nos pueda acercar a la comprensión que debemos de tener de su Grandeza y de su Humildad.
Solamente siendo niños podremos entender estos dos conceptos tan aparentemente opuestos. La Grandeza de quién es Dios y la Humildad de quién ha venido a servir a los hombres!
La inocente percepción de los niños les hizo advertir en la escuelita que el Jesús del que hablaban sus padres había sido como ellos y por eso lo consideraban muy cercano y muy real.
Es importante que comprendamos que ser como niños delante de Jesús nos convierte en hombres y mujeres que podemos comprender el grandioso significado de su existencia.
Mateo 11:25
Diego Acosta García