Hay personas que recurren a un gesto bastante molesto, para aislarse de lo que ocurre a su alrededor.
Ese gesto es mirar por encima de las cabezas de los demás, evitando que la mirada pueda encontrarse con la de otras personas.
Por qué ocurre esto?
En algunos casos por una exigencia de la soberbia personal que hace presumir a quienes lo hacen, que están por encima de los demás.
En otros, porque es una manera de aislarse de lo que ocurre a su alrededor y de esta manera evitar comprometerse con nada ni con nadie.
Estas personas son las que viven en una auténtica burbuja ideal y hermética, sin pensar en los peligros que corren ni los riesgos que los pueden acechar.
La cuestión es tan simple como que un día se encontrarán que aquello en lo que confiaban, se destruye muy fácilmente y que los peligros que deseaban evitar están más próximos que nunca.
Las personas que están en esta situación, obviamente se van aislando cada vez y por intentar no comprometerse en nada, se van transformando en auténticas islas rodeadas por las peligrosas aguas de la realidad.
Nada hay más peligroso que vivir en un mundo cerrado, ajeno al dolor y a los problemas de los demás!
Bien puede ocurrir que un día precisen de ayuda y entonces se encontrarán solos, más solos que nunca. Entonces solo el Espíritu obrará para que la Misericordia conmueva a algunos de los que fueron despreciados.
Levantar la mirada hacia lo Alto, es muy bueno.
Levantar la mirada por no desear ver nada, no es de Dios.
Eclesiastés 4:9-10
Diego Acosta / Neide Ferreira