Blog del TIEMPO!
El caso de un hombre gravemente enfermo y con un tatuaje en el pecho, actualiza una cuestión relacionada con las decisiones que adoptamos los humanos.
Concretamente el tatuaje reclamaba: NO RESUCITAR…en otras palabras, no hacer nada por tratar de salvarle la vida.
Este es el fondo de un asunto que provocó una serie de gestiones, hasta que finalmente se comprobó que el paciente había hecho un pedido similar en los servicios sociales de Miami.
Pero y Dios?
Es evidente que este hombre que finalmente murió, ya había decidido no vivir más, con un convencimiento que lo llevó a tomar la sorprendente decisión de tatuarse.
Y nos podemos preguntar: Nadie le habló a este hombre del Eterno? Puede haber dos respuestas. Una es obvia, que le hablaron y no escuchó y la otra, es más preocupante.
Quizás nadie se haya acercado hasta él para llevarle el Mensaje de Salvación, para llevarle la palabra de aliento y esperanza que supone la presencia de Jesús en la vida de las personas.
Dejando los detalles morbosos, es importante que consideremos este episodio como otra advertencia más que tenemos quienes nos llamamos hijos de Dios, de llevar el Mensaje de Salvación a todos los hombres hasta los confines de la tierra.
Diego Acosta