Qué difícil es enfrentar la adversidad cuando llega bajo las apariencias de las falsas acusaciones, del engaño o de las mentiras! Qué difícil es afrontar esta realidad!
Nada nos puede resultar más incomprensible, que algunas voces se levanten contra nosotros utilizando argumentos que tergiversan las situaciones y nos colocan en el papel de villanos.
Más difícil es todavía cuando la murmuración llega de nuestros propios hermanos de la fe, porque nos resulta más triste y complicado reaccionar.
Como debemos obrar entonces? La respuesta es tener calma, apelar al dominio propio y examinar la situación con la mayor serenidad posible y sin caer en la respuesta airada.
Debemos de pensar que siempre que ocurren casos extremos como estos, detrás de ellos se esconde la obra de maldad que agita a los hombres a realizar actos perversos.
Por tanto no debemos reaccionar respondiendo al agravio con agravio, a la calumnia con más calumnia, al encono con más encono, debemos ser mansos y pacientes.
Y entonces comprenderemos que por mucho que nos duela, que por mucho que nos entristezca, nuestra lucha la debemos dejar en manos del Señor, porque Él es nuestro abogado!
Isaías 50:8
Diego Acosta García