Cada uno de nosotros seguramente tiene una idea de lo que significa el tiempo, pero rara vez lo relacionamos con nuestra propia existencia, con los años que viviremos.
Será porque desde que comenzamos a tomar conciencia de lo que significa vivir, casi inmediatamente también nos encontramos con la realidad que algún día llegará nuestro final.
Para muchos esta es una cuestión de la que es mejor ni hablar, porque nos remitimos al momento del fin y cuando llegue llegará, teniendo una especie de olvido calculado.
Pero, es esta una manera de enfrentarnos con la realidad de la vida y de su final? Por qué no pensamos realmente en lo que significa el proceso que se inicia cuando nacemos?
Seguramente porque para las personas del mundo, el desconocimiento de todo lo relacionado con la muerte es altamente preocupante, angustiante e incluso aterrador.
Sin embargo para los que hemos tenido el privilegio inmerecido de conocer al Señor, la perspectiva del tiempo se modifica radicalmente, porque sabemos que cuando se termina el tiempo físico comenzará otro, maravilloso.
Por esta razón es que resulta imperioso que llevemos el mensaje de Esperanza a quienes todavía no conocen al Señor, para que comprendan el verdadero valor del tiempo.
Esta misión nos debe servir para recordar que somos también mayordomos de nuestro tiempo, por el que un día tendremos que rendir cuentas ante el Señor. Vivamos sin miedo y buscando servir cada día más!.
Deuteronomio 32:7
Diego Acosta García