DEVOCIONAL
Una de las características que tenemos los seres humanos, es que somos obstinados.
Bajamos la cabeza y avanzamos…sin saber muy bien a donde vamos, pero siempre hacia adelante, como si no pudiéramos ser capaces de hacer una pausa y pensar.
Hay imágenes que nos hacen reflexionar y viendo las de unas escaleras que parecen no tener fin, me vino a la memoria un tiempo de mi vida en que tenía una escenografía parecida.
Escaleras y escaleras…sin saber a dónde me dirigían, pero siempre avanzando!
Está mal avanzar?
Evidentemente No.
Lo que está mal es avanzar sin sentido, sin dirección y sin propósito!
Esto es lo que nos propone el mundo, para que agotemos nuestros esfuerzos en pura vanidad, en pura fantasía y en nada que representa algo para los demás.
Por eso Jesús cambió mi vida y cambiará la de quienes lo acepten!
Solamente con el Hijo del Hombre, comprenderé cuál es el gran Propósito del Eterno, cuando nos dejó la Promesa irrevocable de ser sus hijos y tener vida eterna. Y esto, no es para obstinados!
Salmo 64:5
ES – Obstinados en su inicuo designio,
tratan de esconder los lazos,
y dicen: ¿quién los ha de ver?
PT – Firmam-se em mau intento;
falam de armar laços secretamente e dizem:
Quem nos verá?
Diego Acosta / Neide Ferreira