En la Biblia se nos exhorta a que oremos, a que oremos sin cesar por todas las situaciones que debemos enfrentar, para recibir consuelo, ayuda, dirección, perdón y para interceder por las necesidades del prójimo.
El acto de orar debe ser íntimo, cuando lo que buscamos es establecer nuestra relación personal con el Eterno. Debe ser colectivo, cuando intercedemos como Cuerpo ante el Señor.
Jesús nos enseñó a orar, nos demandó que no lo hiciéramos como los hipócritas, ni con repeticiones como los gentiles. Nos recordó que el Padre sabe todas las cosas que necesitamos, antes que se las pidamos.
En este día volvamos a la oración que nos enseñó Jesús, pero lo hagamos como si fuera la primera vez. Renovando nuestro primer amor, con alegría y compromiso!
Oremos:
Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.
Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, más líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder y la gloria, por todos los siglos. Amén!
Mateo: 6:9-13
Diego Acosta García
Música: Neide Ferreira
NOTA: Otras versiones distintas a la de Reina Valera 1960 traducen: Y no nos dejes caer en tentación.