Hay señales que nos revelan el paso del tiempo. Incluso nuestro propio cuerpo va envejeciendo y perdiendo la lozanía de los primeros años. Esas señales también las podemos ver en todo aquello que haya nacido para morir.
Por eso la Biblia nos recuerda que lo permanente prevalece sobre lo transitorio, porque los hombres somos efímeros por los años que vivimos y finalmente estamos condenados a desaparecer como la hierba.
Algunos hombres confiamos en las riquezas olvidando que su valor siempre será parte de lo efímero. Otros llegamos a creer que nuestra vida no tendrá fin y nos aferramos a esa idea sin desear ver la realidad.
Desde los hombres hasta las sencillas flores todos tendremos nuestro tiempo de lozanía y nuestro tiempo de comenzar el camino hacia el pasado. A lo vital sigue el declinar, esa es la ley que debemos recordar.
El tiempo al pasar es como el viento que arrasa lo que está de pié. Y entonces nos podemos preguntar: Qué es lo perdurable entonces?
La Palabra de Dios permanecerá para siempre.
Así como fue su Palabra la que creó todo lo que vemos y lo que no vemos, su Palabra nos garantiza sus promesas para siempre. Esto fue lo que proclamó Isaías a los hombres a través del Pueblo de Israel.
Todo lo que nació, morirá. Pero la Palabra de Dios permanecerá, por eso podemos confiar en sus promesas, porque son para siempre! Y las veremos cumplidas!
Isaías 40:7-8
Diego Acosta
Música: Neide Ferreira