PENSANDO EN JESÚS

Como especialista en errores que me siento, tengo la libertad para afirmar que muchos de ellos se enmendaron cuando decidí seguir a Jesús como mi Salvador.

Sin pretender volver la vista hacia el pasado, sí puedo afirmar que lo mejor está por venir, porque no hay nada de mi vida pasada que pueda ser mejor que las promesas para mi vida futura.

Solamente quién ha experimentado los cambios profundos para ser un hombre nuevo o una mujer nueva, podrá advertir que la naturaleza de esos cambios es de un orden sobrenatural.

Simplemente porque si no fueran un milagro seguido de otro milagro, seguiríamos siendo los mismos que éramos antes de aceptar a Jesús como nuestro Libertador.

Puede que algún momento las sombras del pasado quieran emerger de algún pliegue de nuestra memoria, pero el Poder de Jesús rompe esas ataduras que nos tenían dominados.

Pensando en Jesús nos hacemos pequeños, humildes y de esta manera podemos acercarnos a él, plenamente conscientes de nuestra incapacidad y de nuestra humana y vulnerable condición.

Pensando en Jesús se alegra mi corazón, porque dejamos atrás todo lo malo y nos aferramos a todo lo bueno que se nos ha prometido, aunque para llegar a ello debamos transitar el Camino estrecho que nos lleva a la Salvación.

Mateo 17:20
Diego Acosta García

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