Bien podría decirse que en todos los órdenes de la vida lo más difícil es permanecer.
Más difícil que llegar hasta un determinado lugar, lo verdaderamente complejo es tener la capacidad y la decisión para permanecer en él.
La capacidad está relacionada con la intención de comprender cuál es el logro alcanzado y del esfuerzo empleado para lograrlo.
Quizás más importante que eso, sea la decisión de no cambiar y de mantener lo obtenido, para no defraudar a quienes confiaron en nuestras posibilidades.
Estos argumentos trasladados a la vida espiritual adquieren una relevancia de primer orden, porque estamos hablando de las cosas relacionadas con el Supremo.
Así lo entendió David cuando decidió hacer el Pacto con Jehová!
Entendió el Rey que todo lo que había logrado había sido por la Suprema Voluntad y que todo lo que había conquistado no era para su gloria sino para la Gloria del Eterno.
No se envaneció el padre de Salomón por todo lo que había hecho en largos años de su vida. No se envaneció porque su corazón siempre estuvo cerca del Omnipotente.
Esta grandiosa lección es la que debemos aplicar en nuestra vida. Ser manifiestamente agradecidos por todo lo recibido, porque todo lo que viene de Soberano es lo mejor para nosotros.
Por esa razón fundamental es que debemos desear aprender a saber permanecer allí donde hemos sido colocados.
Sin ansiar más que eso que es lo perfecto para cada uno y buscando no cometer errores que nos aparten de tan preciado galardón.
Aprendamos la lección de David!
2 Samuel 7:29
Diego Acosta / Neide Ferreira