La Biblia nos revela los singulares modos que utilizaban nuestros antepasados, con relación al cumplimiento de las cuestiones vinculadas con Dios.
Una piedra era tomada como testigo de todo lo hablado, para que sirviera como recordatorio de que al Supremo no se le podía mentir.
Puede resultar sorprendente que una piedra sea tomada como testigo, pero el simbolismo no debe alejarnos de su verdadero significado.
Josué puso una piedra como testigo de todo lo que Jehová había hablado a su pueblo y también esa piedra fue tomada como testigo para que nadie le mintiera.
A veces nos negamos a asumir determinadas cuestiones reflejadas en la Palabra de Dios, con el argumento de que no nos debemos hacer ídolos o que no debemos caer en la religiosidad.
Pienso que está bien que tengamos esa capacidad de escudriñar nuestros propios actos, para no cometer errores.
Esto no debe apartarnos de las grandes enseñanzas bíblicas, que reflejan el cuidado que tuvieron los grandes hombres del Señor, de ser fieles en todo momento y circunstancia.
Por eso la alegoría de la piedra como testigo, de ninguna manera puede ser interpretada como religiosidad, sino más bien como una manera concreta de recordar y de testimoniar que no tenemos excusas con la mentira.
Leamos con atención la Palabra del Todopoderoso, para recordar aquello que es fundamental para nuestra relación con quién nos ha Creado.
Josué 24:26-27
Y escribió Josué estas palabras en el libro de la ley de Dios; y tomando una gran piedra, la levantó allí debajo de la encina que estaba junto al santuario de Jehová.
Y dijo Josué a todo el pueblo: He aquí esta piedra nos servirá de testigo, porque ella ha oído todas las palabras que Jehová nos ha hablado; será, pues, testigo contra vosotros, para que no mintáis contra vuestro Dios.
Diego Acosta / Neide Ferreira