Sorprende como la sociedad acepta con una cierta naturalidad la acción de algunos grupos que solamente actúan inspirados por el odio irracional, en contra de personas indefensas.
Lo más grave es que algunos de esos violentos también son minorías en la sociedad en la que viven, por lo que sus acciones son todavía más incomprensibles y también más censurables.
Esta clase de episodios revela cuanta enfermedad espiritual hay en la sociedad en la que nos toca vivir, por cuanto algunos humanos se comportan brutalmente contra otros humanos.
Cuál es el móvil de estas acciones? Simplemente el odio, el odio más irreflexivo y más agresivo que nos podamos imaginar, lo que también nos muestra otra cuestión importante.
Se trata de cómo debemos de servir a la sociedad para que estos hechos violentos dejen de producirse, actuando sobre las vidas de quienes se creen con derechos sobre los demás.
La acción civilizadora del Evangelio es por tanto una cuestión que nos atañe de manera directa y para ser parte debemos pedir Sabiduría de lo Alto y osadía inspirada en el Espíritu.
Cada día debemos estar más comprometidos con el propósito que nos dejó el Señor de llevar el mensaje de Salvación, aún a aquellos que nos inspiran rechazo por sus comportamientos.
Proverbios 10:12
Diego Acosta García