PRETENCIOSO

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La jactancia de creerse ser más de lo que uno buenamente es, tiene el peligro que en un momento cualquiera, el menos esperado, surge algo que nos pone en nuestro verdadero lugar.

Es sorprendente como se puede asumir el hecho de ser pretencioso y desde ese momento obrar en consecuencia.

Es decir, aceptando que se ha obrado con esa soberbia desmesurada, se resuelve volver a lo normal, a lo que es más comprensible.

Este ejemplo de gran notoriedad, de pasar de lo pretencioso a la humildad de reconocer que se estaba obrando de una manera grandilocuente, nos debe enseñar.

Pretencioso significa desear o querer ser más de lo que verdaderamente se es.
Este argumento no nos resulta conocido?

A mi sí.

Porque me lo puedo aplicar perfectamente bien. Casi siempre estoy obrando en esa dirección: En pretender ser más de lo que soy.

En qué sentido?

En todos.

Pero a veces la realidad impone un poco de cordura y nos recordamos quienes somos, me recuerdo quién soy y hago una urgente cura de humildad.

En la Palabra de Dios hay sobrados argumentos para tener el máximo cuidado con la pretensión de ser más de lo que uno es.

Estoy advertido, estamos advertidos, de los riesgos que corremos, del que corro, de que un día ocurra algo y nos encontremos de golpe en el lugar en donde debemos estar.

En ese momento seremos quienes verdaderamente somos. Seré quién verdaderamente soy. Un hijo de Dios sin más mérito que la Gracia, para tener semejante privilegio.

Tengamos cuidado con ser pretenciosos. Un simple cambio, nos puede poner en donde debemos estar.

Lucas 14:8-9

Diego Acosta / Neide Ferreira

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