PROFECÍAS

Quienes fueron usados por Dios como profetas tuvieron que afrontar el severo juicio de sus contemporáneos, porque lo que tuvieron que decir era tremendo por sus consecuencias.

El reiterado anuncio del Juicio casi siempre fue rechazado por quienes lo recibían, seguramente en un vano intento de evitar escuchar oír lo que sabían estaba destinado para ellos.

Amós fue usado por Dios hace más de 2.700 años y sus mensajes siguen teniendo vigencia porque nos advierten acerca de cómo son nuestros comportamientos.

Es tremendo como se repiten los pecados: pisotear las cabezas de los desvalidos, vender por dinero al justo y al pobre por par de zapatos y padre e hijo enredados en la misma carnalidad.

Siempre quedará el argumento que esos pecados fueron de otros tiempos, pero acaso no vendemos a los justos, a los desvalidos o a amoslos pobres? Y acaso los pecados de la carne han cesado entre nosotros?

Cada cual debe confrontar su vida con la Palabra y entonces podrá decir si aquellos pecados del pasado no se siguen repitiendo en este tiempo. Es un ejercicio duro pero necesario.

No es grato oír ni es grato reiterar estas palabras proféticas, pero aquello que ha sido mandado decir y no dice, será tomado en contra de quién se ha callado deliberadamente, como en el Atalaya de Ezequiel.

Amós 2:12-16
Diego Acosta García

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