Las imágenes que son propias de determinados tiempos del año nos muestran grandes mesas, finamente decoradas, como el escenario de maravillosos y carísimos manjares.
No cabe duda que esas imágenes logran el impacto que buscan: Mostrarnos grandes celebraciones, con manifestaciones tan soberbias de riqueza, como faltas de contenido.
En este clima descubrimos una foto en la que se aprecia una sencilla comida, con muy aspecto porque representa un alimento saludable para el cuerpo y agradable para nuestra vida.
Estas diferencias son las que marcan los contrastes que existen entre lo opulento y lo necesario, entre lo superfluo y lo indispensable.
Por esta razón cuando oramos por cada comida dando gracias por ella, debemos dar gracias por la PROVISIÓN, porque es la medida verdadera del cumplimiento de la promesa de no ser abandonados.
Es casi seguro que quienes compartan la comida de la foto que nos conmovió, no tengan una gran mesa ni vajilla sofisticada para contenerla ni cubertería carísima para gustarla.
Pero también es más que probable que sí tengan la certeza que esa comida que tienen para servirse, es la PROVISIÓN que el Señor les ha permitido que disfruten.
Esto nos debe hacer reflexionar acerca del auténtico sentido que le debemos dar a aquello que el Señor nos entrega, como una muestra de su Misericordia.
Debemos dar gracias por la PROVISIÓN!
Porque ella cubre nuestras necesidades, aquellas que el Señor conoce mejor que nosotros mismos!
Salmos 37:16
Diego Acosta
Música: Neide Ferreira