QUÉ DESEAMOS SER?

Los hombres estamos llenos de contradicciones, algunas de ellas tan importantes como sorprendentes y debemos tratar de definir qué es lo bueno y que es lo malo.

Jesús nos enseñó a ser mansos y humildes, porque Él lo era y lo demostró a lo largo de toda su vida terrenal y también nos dijo que no podíamos amar las riquezas.

Sin embargo cuántos de nosotros buscamos afanosamente la notoriedad, porque junto con el éxito vienen las recompensas materiales y luego las riquezas.

Incluso se nos exhorta a que demos mucho dinero para que luego le podamos pedir a Dios cantidades mayores que las que dimos. Que tiene esto de bíblico?

Todas estas cuestiones parecen que están relacionadas con el propósito que Dios nos ha dado. Pareciera que hacemos a menos lo que el Eterno nos ha concedido.

Pareciera en cambio que nos gustaría ser otra cosa: hombres y mujeres poderosos, con éxito, para ser notorios y diferenciarnos en la sociedad y teniendo mucho dinero, muchísimo dinero.

Si es esto lo que ambicionamos y despreciamos el propósito de Dios, pensemos que nos estamos alejando del Camino y que muy pronto podríamos llegar a un punto desde donde no podamos volver.

Romanos 8:28
Diego Acosta García

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