Dios se hizo Hombre para iniciar un nuevo tiempo para la Humanidad.
Para cumplir la ley y para hacer que los hombres podamos ser libres a través de la Verdad!
Razones por las que se opuso a los saduceos y a los fariseos, que imponían normas y preceptos, que ni ellos mismos eran capaces de cumplir.
Por tanto la Iglesia de Cristo nació Libre!
Sin ninguna clase de atadura, con la certeza de que el Hijo del Hombre se haría presente cuando dos o tres se reunieran en su nombre.
Estas cuestiones nos deberían hacer reflexionar acerca de una Verdad incontestable: Jesús no estableció ninguna liturgia para su Iglesia!
Los hombres y mujeres que nos declaramos continuadores de su Discipulado, somos libres para organizarnos, reunirnos y celebrar los cultos.
Por condición de ser templos del Espíritu Santo, cada uno de nosotros, somos Iglesia en cuanto dos o tres nos reunamos en el Nombre sobre todo Nombre.
Si esto es así, por qué hemos creado una liturgia para los cultos?
No debe ser el Espíritu quién nos Guíe?
Nos debe ser el Espíritu quién nos lleve a la Adoración, a la Oración, a la Profecía, a los Milagros, al Mensaje inspirado?
Como justificamos la liturgia que somete al propio Espíritu a normas, a tiempos, a formas, tan rígidos como los condenados por el propio Jesucristo?
Es hora de reflexionar!
Es hora de sacudirnos las ataduras impuestas hombres y ser Libres en Cristo!
Si leyéramos con atención y sin intereses secundarios, la Palabra de Dios, podríamos concluir que estamos frente a un mandato. No frente a una opción!
Mateo 18:20
Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre,
allí estoy yo en medio de ellos.
Diego Acosta / Neide Ferreira